Sagradas Escrituras (Biblia del Oso) - 15691  ¶ Porque sabemos, que si la casa terrestre de esta nuestra habitación se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa, no hecha de manos, eterna, en los cielos.  2  Y por esto también gemimos, deseando ser sobrevestidos de aquella nuestra habitación que es del cielo;  4  Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo, gemimos cargados; porque no querremos ser desnudados; antes sobrevestidos, consumiendo la vida a lo que es mortal.  5  Mas el que nos hizo para esto mismo, es  Dios; el cual así mismo nos ha dado la prenda del Espíritu.  6  Así que vivimos  confiados siempre, y sabiendo, que entre tanto que estamos en casa en el cuerpo, peregrinamos del Señor;  10  porque es necesario que todos nosotros comparezcamos delante del tribunal del Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, bueno o malo.  11  Así que estando ciertos de aquel terror del Señor, persuadimos los hombres, mas a Dios somos manifiestos; y espero que también en vuestras conciencias seamos manifiestos.  12  ¶ No nos encomendamos pues otra vez a vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis qué responder contra los que se glorían en las apariencias, y no en el corazón.  14  Porque la caridad del Cristo nos constriñe, porque juzgamos así: Que si uno fue muerto por todos, luego todos son muertos;  15  así mismo el Cristo murió por todos, para que también los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.  16  ¶ De manera que nosotros de aquí en  adelante a nadie conocemos según la carne; y si aun a Cristo conocimos según la carne, ahora sin embargo ya no le  conocemos.  17  De manera que si alguno es  en Cristo, son  nueva creación; las cosas viejas pasaron; he aquí todo es hecho nuevo.  18  Y todo esto por Dios, el cual nos reconcilió a sí por Jesús el Cristo; y (nos) dio el ministerio de la reconciliación.  19  Porque ciertamente Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo a sí mismo , no imputándoles sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la Reconciliación.  20  Así que, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogase por medio nuestro; os  rogamos en Nombre de Cristo: Reconciliaos a Dios.  21  Al que no conoció pecado, lo  hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.   |